lunes, 25 de febrero de 2013

Garopaba, Sirú, Ferrugem, Santa catarina, Brasil.

La comitiva VDM eligió salir casi sin datos a recorrer las playas del sur de brasil, después de vivr unos dias en el campo, fuimos directo de Porto Algre a Garopaba, sin muchos datos más que ver en el mapa la proximidad con otras playas. Nos perdimos el bus directo y tomamos el que iba a Florianopolis, evitamos una larga espera, pero te cobran el pasaje como si uno realizaria el viaje a floripa, no hay descuento por bajar 100km antes ni por bajar en plena ruta a 15 km de la ciudad a las 22hs a esperar el bus urbano. Los enviados de VIajeros frotaron la lampara y salió otra Carona (hacer dedo), entonces llegamos al camping Lagomar. una suerte de bacanería campista donde los motorhome y las grandes ornamentaciones copan la parada con lavarropas, plasmas, play station, antenas satelitales y hasta enanos de jardin
a 21Rs por día lo que ruelve el camping Lagomar es la cocción en las cocinas a gas comunitarias y tener la playa a un pasito. En medio de ferrugen y Sirú optamos parar en Garopaba y conocer las costas vecinas. Garopaba es una ciudad pequeña pero la cabecera de la zona, su casco histórico tiene mucho Roots de pescadores, entre casas coloniales y construcciones de maderas de antaño puede en su caminata por la costa acercar un aire a la Punta del Diablo de Uruguay. Ferrugen: Tiene una onda muy villa Gesell, y un promedio de turistas argentinos de 17 a 22 años. EL que busca la noche de boliche es un buen destio. si se busca lo contrario es un buen destino para no detener la marcha. La playa regala a para la comitiva un cielo de colores y uno parador sobre la arena que legaliza la el atardecer. Playa Sirú: La luna llena de Enero tiene su fiesta, el fogón se hace respetar, escenario bien puesto con una reggae y zamba rock que armoniza, el mar que achica lo que queda de playa con su pleamar, la gente se amontona y la caipira afloja la razón, dejamos para el olvido unos intentos de peleas, para el olvido por que el cantante llama al abucheo y que siga la fiesta. Pasa la noche y la vuelta por la orilla a 7kms de garopaba encuentra a la comitiva en plena caminata (y dormida), el desayuno: es el alba entre morros y el saber que pasamos otra noche que valió la pena. Sirú entrega una extensa playa no muy concurrida que abre puertas a caminantes atletas y un par de que hacen la suya en trnaquilidad. Lo bueno de la mística viajera es poder entablar relacion con lugareños y ver todo con otros ojos, lo malo es que uno no quiere arrancar más... Garpó Garopaba, para el primer chapuzón y para hacernos conocer gente como Anderson que peleandola desde abajo lleva la natural mystic del surf a chicos y grandes con su humilde escuela de surf.

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